Esta última vez que Juan Manuel le pegó, el escándalo fue tal y la golpiza tan grosera que los vecinos escucharon y llamaron a la policía. Y la policía, que nunca entiende este tipo de cosas, se lo llevó. Martha, obvio, no fue a interponer denuncia, pero desde ese día no ha sabido nada suyo. Y de eso hace ya casi tres semanas. Por lo menos todavía tiene un ojo morado a medio abrir y le quedan un labio partido y un diente flojo. Entonces, al verse al espejo siente su presencia, siente el apretón de sus brazos morenos y lampiños y le agradece tanto, tanto amor. Cuando se le caiga el diente, piensa, lo va a guardar en la cajita de música que le regaló, para verlo siempre que lo extrañe y recordar cómo él, además de su papá, ha sido el único hombre suficientemente hombre para ponerla en su lugar, como se merece. Ojalá regrese, piensa Martha con un dolor en el pecho, mientras se juega el diente con la lengua. Ojalá regrese; y esta vez sí voy a portarme bien.
martes, 28 de septiembre de 2010
NUESTROS SUFRIMIENTOS SON CARICIAS BONDADOSAS DE DIOS, DIJO LA MADRE TERESA
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Me recordó al inicio de "Ichi, The Killer", de Takashi Miike. Sabroso.
ResponderEliminarAy Martha!!! Cuando dejarás de ser tan emocionalmente ignorante. Toda una alfombra de entrada... solo recibiendo pizada tras pizada... tras pizada.
ResponderEliminar@JP Dardón: No hay nada mejor que pasar varios minutos viendo un close up de cómo un asiático se corta la lengua, ¿verdad, vos?
ResponderEliminar@Skimo: ¡Si es bien cabrona la Martha!
Al terminar de leerlo solté una pequeña rísa, luego me senti mal. Y ahora estoy pensando que me encanta, porque así de imbéciles somos todos :D
ResponderEliminarMe gusta mucho, vos. Es un excelente retrato "arquetípico" de nuestras mujeres, todavía. Y de nuestros "hombres". Àgilmente escrito, ameno, eficaz. Felicitaciones.
ResponderEliminarA ella la estaba enamorando un tipo singular, que no hablaba de cosas materiales no importantes sino de temas interesantes e importantes, pero ella prefería un tipo rudo y directo, entonces él tipo singular le dijo; "mejor que la Fuerza te acompañe, bruta" pero ella entendió "que la fuerza bruta te acompañe".
ResponderEliminar¡Muchá, gracias por tomarse el tiempo de leer y comentar!
ResponderEliminarTan dulce y estúpidamente ingenua.
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